HACIA UN ESCENARIO INDESEABLE
- Es absolutamente comprensible que el presidente Santos y las fuerzas políticas que lo apoyan en sus gestiones de paz busquen el mayor consenso y respaldo a las negociaciones que se inician en Oslo el 7 de octubre. Hablar de paz con organizaciones que mantienen, a contrapelo de toda lógica, un alzamiento armado, entrecruzados además por la perniciosa influencia del narcotráfico y actuando en una dinámica mortífera que los ha hecho inscribir en los registros del terrorismo, no es asunto simple ni sencillo. Mucho menos lo es llevar a la mesa de diálogo buena parte de la Agenda Nacional bajo el supuesto de que por la paz vale la pena llegar a estos extremos y arriesgar, contra toda razón, aspectos sagrados de nuestra vida y de nuestra Justicia....
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