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  • El Presidente Petro viola la Constitución

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    La convocatoria del presidente Petro a una toma de las calles este martes 18 de marzo y al declarar día cívico para facilitarla, con el fín de presionar el Congreso, es claramente violatoria de la separación de poderes puesto que significa un chantaje y una presión indebida del poder ejecutivo contra el poder legislativo.

    Estamos ante una violación flagrante de la Constitución Política en los artículos 113: "Los diferentes órganos del Estado tienen funciones separadas pero colaboran armónicamente para la realización de sus fines", y el 122 en su literal segundo: "Ningún servidor público entrará a ejercer su cargo sin prestar juramento de cumplir y defender la Constitución y desempeñar los deberes que le incumben".

    Además, el artículo 241 ordena: "A la Corte Constitucional se le confía la guarda de la integridad y supremacía de la Constitución" y en tal sentido debe declarar la inexequibilidad del decreto que declara día cívico el 18 de marzo de este año y la movilización que convoca el presidente Petro saltándose las formas tradicionales de debate de las iniciativas oficiales del diálogo, la búsqueda de acuerdos y la armonía.

    Ese tipo de conducta ya fue impulsada por el presidente Petro cuando se adelantaba el proceso de selección de nuevo Fiscal General e instigó la movilización de sus partidarios para presionar con mítines a la Corte Suprema de Justicia, lo que lo hace reincidente y proclive a excederse en sus funciones.

    De igual forma, la Constitución en su artículo 217, inciso segundo estipula que "Las Fuerzas Militares tendrán como finalidad primordial la defensa de la soberanía, la independencia, la integridad del territorio nacional y del orden constitucional." De modo que ese mandato los autoriza a proceder para hacer cumplir ese deber primordial dado el peligro que encierra la convocatoria del presidente Petro.

    De otra parte, el artículo 277 es contundente al señalar las responsabilidades del Ministerio Público: "El Procurador General de la Nación, por sí o por medio de sus delegados y agentes, tendrá las siguientes funciones: 1. Vigilar el cumplimiento de la Constitución, las leyes, las decisiones judiciales y los actos administrativos. 2. Proteger los derechos humanos... 3. Defender los intereses de la sociedad." Funciones que deben ser cumplidas en la actual situación en que el presidente Petro incurre en abuso de autoridad generando el consabido riesgo de que sus convocatorias desemboquen en caos, anarquía y otros hechos deplorables.

    Finalmente, es conveniente citar uno de los "fines esenciales del Estado" a saber el de: "... asegurar la convivencia pacífica y la vigencia de un orden justo" cuya violación por parte del jefe del Estado tiene el alcance  de ser una acto grave y doloso que justifica que cualquier ciudadano o grupo de personas amparadas en el numeral 6 del artículo 40 de la Constitución, puede(n) "Interponer acciones públicas en defensa de la Constitución y la ley".

    Y recordar el artículo 188 de la Constitución "El Presidente de la República simboliza la unidad nacional..." que de manera sistemática y en numerosas intervenciones públicas es violado por el primer mandatario apoyado en una retórica que promueve el odio de clases, la estigmatización de las personas adineradas y los empresarios, mostrándose como el presidente de los excluidos, los vulnerables, los explotados en contraposición a otros sectores de la sociedad que no tienen por qué ser marcados como enemigos de clase.

    Una última opción, si es que no intervienen los órganos de control para defender la Constitución, es la desobediencia pacífica o la objeción de conciencia ante órdenes y medidas que, clara e inequívocamente, como es este caso que nos ocupa, son contrarias a los derechos humanos.

    Darío Acevedo Carmona, 22 de marzo de 2025

  • ¿En Ucrania se juega la paz mundial?

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    El derrumbe del campo socialista y la URSS en los años noventa del siglo XX significó el fin de la llamada "guerra fría" o en otras palabras del mundo bipolar, realidad marcada por el inmenso poderío nuclear de la Unión Soviética y los EE. UU. que competían entre sí sin enfrentarse directamente para ensanchar sus intereses e influencias. De esa forma, el mutuo y no declarado chantaje nuclear para evitar un enfrentamiento en el que no habría vencedores sino vencidos, todos en el orbe, fue conocido como la política de la disuasión.

    Al caos en que se sumió la potencia comunista con la desaparición de la Unión Soviética, la conversión de la China comunista al capitalismo de libre mercado y el desmonte del temible Pacto de Varsovia, convirtió, por unos pocos años a EE. UU. en la gran potencia nuclear dominante

    No obstante, el peligro de una guerra nuclear en vez de  cesar resurgió con gran ímpetu porque tanto Rusia logró recuperar su economía y la China alcanzó niveles sorprendentes de desarrollo, en ambos países gracias a la aplicación de políticas capitalistas entre otras razones.

    Así que  hoy en día no solo no es bipolar sinó que tampoco es unipolar. China ha emergido de tal forma que adquirió el estatus de superpotencia y por tanto es considerado un tercer actor.

    Esas tres potencias se diputan hoy la supremacía mundial mientras llegan a entender y construir acuerdos explícitos y no tan explícitos para evitar una guerra que puede destruir la civilización y la vida en toda la tierra y generar confianza para un nuevo tipo de disuasión.

    Ahí, opino, podríamos encontrar una explicación, que aunque insatisfactoria, nos da luces para entender los grandes peligros de conflictividad en el mundo: la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania, la de Israel contra Hamas, Hezbollá y otros grupos y países que patrocinan los ataques antisionistas, las ansias de adquirir poder nuclear de Irán y Corea del Norte, el ascenso de la India y su vecino Pakistán y la expansión sigilosa pero contundente de China y su latente amenaza de atacar  Taiwán.

    Y también puede sernos útil para entender que la propuesta de paz del presidente Trump sobre la guerra Rusia contra Ucrania, con todo y sus dolorosos contenidos y lacerante aceptación de concesiones que no deberían hacerse, hay que aceptarlas en la lógica geopolítica de que se debe evitar el desenlace hacia una nueva guerra mundial.

    Aunque muy diferente en muchos sentidos, no dejo de pensar en la Conferencia de Yalta en la que se reunieron en persona Roosevelt, Stalin y Churchill y se repartieron el mundo en áreas de influencia, con perjuicios graves para muchos países, todo para evitar que la victoria contra el nazismo abriera la puerta a una nueva entre los Aliados (EE. UU. Inglaterra y Francia) y la Unión Soviética.

    Darío Acevedo Carmona, 22 de marzo de 2025

  • El trío maligno

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    El trío Petro, Sarabia, Benedetti renace de las cenizas y quiere imponerle al país su tóxica agenda: enredar a la oposición en debates de gran intensidad como los de la legalización de la cocaína y la convocatoria a una consulta popular que, dadas las circunstancias, supone un enfrentamiento profundo y peligroso para la democracia en cuanto revela el viejo anhelo autoritario y golpista de Petro de eliminar el Congreso. 

    De paso, este trío cumple la función de cortina con la que se busca ocultar y sepultar la oceánica corrupción del gobierno central y sus apoyos políticos. Ya casi ni se menciona el gran robo de los recursos para La Guajira desde la UNGRD, pasa a segundo plano el desvío de billones de pesos de la salud a paraísos fiscales. Ya se normalizó el retorno del cerebro del mal a un alto cargo de estado.

    Petro nos entretiene lanzando pompas de jabón como su idea del trabajo como actividad que destruye la naturaleza. La Justicia cada vez más lenta y manipulada en favor del Ejecutivo.

    El voraz trío devora sin compasión y con desenfreno todo tipo de obstáculos y límites que la democracia obliga. Allana el terreno generando un monumental caos que servirá de excusa a su siniestro plan dictatorial.

    La metodología ya ha sido ensayada con éxito en Venezuela y Nicaragua. En su favor han causado la desarticulación de las fuerzas opositoras y convertido una parte de ellas en moneda de cambio.

    El panorama no puede ser más preocupante, los que defendemos la democracia y las libertades estamos a la defensiva, dispersos y atolondrados. El trío del mal impone su agenda ante una opinión que solo atina al día a día y sin horizonte profundo. La tienen clara, marcan la iniciativa y el orden del día.

    Para acabar de ajustar, les favorece la lentitud de los Órganos de control. Los procesos sobre la aberrante y galopante corrupción de un gobierno lumpenezco, no avanzan. Es visible el temor en algunos y complicidad en otros como la fiscalía y la comisión de acusaciones de la Cámara.

    Y como joya de la corona pretenden sacar del ruedo político a su rival más claro y contundente, el expresidente Uribe, sometido a un montaje orquestado por el mamertismo. Condenar y encarcelar al expresidente Uribe es ya, se puede afirmar sin dudarlo, un objetivo de estado. El trío que gobierna a Colombia es eficaz en hacer el mal, en destruir lo que está bien y encarcelar anular a la oposición.

    Estamos retados, de nuevo suenan los clarines de advertencia, o nos unimos o perecemos.

    La fiera acorralada lanza sus más audaces ataques. Petro tiene miedo y siente pasos de animal grande: posible destitución (art 109 CN) por exceder topes de campaña presidencial, quiebra del sistema de salud, desviación de billones de pesos de la EPS del estado a paraiso fiscal islas Caimán, Robo recursos a a la Guajira desde la UNGRD, nombramiento de personas con prontuario o sin cumplimiento de requisitos en altos cargos públicos, apoyos del "papá Pitufo", juicio contra el hijo criado por él, ataques a las Cortes y al Congreso, grave afectación a la separación de poderes, debilitamiento de la Fuerza Pública, incitación al "pueblo" a protestar a las calles (no está entre sus funciones), incitar el odio de clases, apología de la violencia guerrillera, estigmatizar a empresarios y personas adineradas, etc., todo a la vez, le causa profundo temor, y es por eso que recurre a desesperadas medidas: amenazar el país con una Consulta, para desviar la atención sobre ese derrumbe que se le vino encima.

    Coda: Llamada urgente a la Corte Constitucional a la Corte Suprema a la Procuraduría a la Contraloría a las Fuerzas Armadas a la Policía, el deber de todas es defender la Constitución, proteger a la ciudadanía y salvaguardar los bienes públicos de todo aquel que, independiente del cargo o rango, incite al desorden y use dineros públicos para tomarse las calles y realizar actos de violencia y vandalismo.

    Darío Acevedo Carmona, marzo de 2025