Ok

By continuing your visit to this site, you accept the use of cookies. These ensure the smooth running of our services. Learn more.

Petro pone en peligro relaciones históricas con EE. UU.

Imprimir

La actual crisis diplomática entre los Estados Unidos y Colombia era previsible y comprensible si tenemos en cuenta diversos elementos y situaciones que la han generado. Por ejemplo, la sucesión  de medidas y declaraciones tomadas por el presidente Petro, lo que ha hecho y ha dejado de hacer en el contexto de políticas y acuerdos con muchos años de vigencia.

Empecemos por uno de los temas más sensibles en razón de su afectación de la convivencia, la salud pública y la violencia en ambos países, el narcotráfico. Un fenómeno que subsiste durante algo más de medio siglo, sobre el cual, Petro ha bajado la guardia en el compromiso de reducir los cultivos ilícitos y cuya consecuencia directa es el auge del narcotráfico, una mayor cantidad de producción de cocaína, incremento de la violencia interna en Colombia, presencia de mafias internacionales, y destrucción de lazos societales y culturales entre otros males.

A ello, sumémosle las declaraciones altisonantes de Petro contra EE. UU. y Europa a quienes atribuye la mayor responsabilidad  en tanto es donde se da la demanda de los narcóticos y la improcedente propuesta de legalización del ilícito negocio.

Podemos agregar al cuadro de desatinos, ofensas, provocaciones y errores, la negativa a extraditar narcotraficantes pedidos por Estados Unidos por supuesta prelación de negociaciones de paz en curso. Palabras descalificadoras contra el presidente Trump, la negativa recibir vuelos con deportados esposados con frases desobligantes, la ruptura de relaciones con Israel y la simpatía hacia Hamas, organización considerada terrorista por la potencia norteamericana. El acercamiento y defensa del régimen dictatorial de Maduro, las críticas por tratamiento dado por Trump al problema de la masiva e ilegal migración estimulada por gobiernos ineptos e inamistosos con EE. UU.

Y, por último, la denuncia de Petro sobre la existencia de un supuesto complot para derrocarlo, plan en el que estarían involucrados altos cargos políticos y funcionarios como el  Secretario de Estado, Marco Rubio, que al parecer fue el detonante dela crisis en curso.

Sin embargo, no se puede descartar en este ejercicio explicativo, la incidencia de la forma de ser del presidente colombiano, de su manera de pensar y de su desabrochado estilo de gobernar. De él se ha dicho, y con toda razón, que no ha dejado de ser y de pensar como el guerrillero que fue del M-19. Y uno de los ejes de la política de ese grupo subversivo es la lucha contra el imperialismo yanki, a la que sigue siendo fiel como lo demuestra en su forma de actuar.

Petro ha dado muestras explícitas e inequívocas de sus convicciones ideológicas revolucionarias por el método de destrucción de las instituciones del odiado sistema capitalista al que señala de esclavista y de ser responsabiliza de todos los males del mundo, el hambre, las guerras, la esclavitud, las injusticias sociales, etc.

Por eso, no es de extrañar que las heridas a una relación histórica de Colombia con Estados Unidos, vital en los campos económico, político y militar, tengan su raíz en esa cosmovisión ideológica del izquierdismo neomarxista que mantiene como dogma inalterable la destrucción del capitalismo del que Estados Unidos es el máximo exponente en el mundo.

En la ruptura de eso lazos, Petro ha tomado medidas osadas que pueden haber lesionado el sentimiento no solo del gobierno actual sino de los dos partidos de EE. UU. que consideran a Colombia como un aliado estratégico en todo el continente americano. El acercamiento a la Ruta de la Seda de la China de Xi Jing Pi, una estrategia de penetración profunda de dicha potencia en el entorno estadounidense, los cuestionamientos al tratado de libre comercio, el negarse a adquirir los aviones para la defensa aérea al gran aliado y optar por la firma sueca no obstante la ayuda que recibió el país con el Plan Colombia. Por supuesto, la ruptura de relaciones con Israel hace parte de ese cóctel que explosiona una amistad profunda.

Tampoco podemos dejar de lado el estilo de Petro con el que ha provocado reacciones cada vez más criticadas en la esfera de la diplomacia. Sus incumplimientos y llegadas tarde a citas con autoridades internacionales, sus ocurrencias seudocientíficas sobre el cambio climático y la economía en las que deja traslucir su desmesurada ambición de convertirse en un líder mundial, ilusión que quizás le esté pasando factura en cuanto le hace perder el sentido de realidad.

Así las cosas, no abrigo la esperanza de que se produzca en Petro y en su desopilante gobierno un giro, una reconsideración o autocrítica. Todo lo contrario, empezará a utilizar las medidas del gobierno Trump como actos imperialistas, como violaciones a nuestra soberanía, es decir, como una intromisión para sabotear su amistad con Maduro y su dictadura y su militancia con el castrochavismo y el Foro de Sao Paulo.

Darío Acevedo Carmona, 6 de julio de 2025

Dejar un comentario

Optional