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¿Cómo se demuele una obra bicentenaria en un santiamén?

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No me refiero, claro está, a la destrucción generada por un terremoto grado 8.5 en la escala de Richter ni a un huracán grado 5 que arrasa lo que encuentra en su trayectoria en cuestión de segundos, minutos y hasta días.

Me refiero a lo que está le está ocurriendo al estado republicano y democrático de Colombia hoy en manos de la más despiadada y tóxica elite ultraizquierdista que además de revolucionaria es inmoral, corrupta, desvergonzada e inepta y según algunos cercanos, también les halan a consumos que afectan su juicio.

Hoy Colombia, por sus medidas y declaraciones ha destrozado su política exterior. Está al borde de un conflicto armado con Perú, rompió relaciones con Israel un aliado de suma importancia. Está haciendo todo lo posible por enemistarnos con Estados Unidos, nuestro principal aliado y mercado, etc.

Y como si  ello fuera cosa normal, el señor su presidente, Gustavo Petro, manifiesta su apoyo a la organización terrorista Hamás, a la tenebrosa dictadura de Maduro y Diosdado Cabello, cabezas del Cartel de los Soles y protectores de las Farc y el Eln.

La obra destructora del gobierno petrista tiene similitud con un terremoto o un huracán grado 5, si tenemos en cuenta que lo arrasado ha sido forjado a lo largo de más de 200 años de vida republicana. Una historia de la que se burla al reducirla a una frase agitacional y al hacer analogías floripondias con la literatura garciamarquiana, diciendo que no se ha hecho nada, que hemos vivido cien años de soledad, que se ha perdido el tiempo, que siempre han gobernado los mismos con las mismas.

¿Habrá algo más atropellante y disruptivo que posar de historiador, como posa de economista, de filósofo, de físico cuántico y de ecólogo, es decir un sabelotodo? Porque simplificar de esa forma 200 años de vida es negar la riqueza, la complejidad, las realizaciones, la cultura, los símbolos patrios a los que ha ironizado y todo lo que hemos sido y ahora somos, es la ofensa más grave a lo que se denomina hoy como la identidad nacional.

Lengua de fuego es la que tiene este mandatario para incendiar con sus palabras la obra de muchos intelectuales, historiadores, científicos y gobernantes expresada y visible en miles y miles de libros,  ensayos literatura, etc., que en esencia es algo igual de vituperable y horripilante como quemar libros, puesto que, como él dice embriagado en su arrogante papel de profeta o Adán, no somos nada.

Coda: Tristeza inmensa por la muerte de Miguel Uribe Turbay, mi solidaridad con su familia, con su partido. Colombia perdió una gran promesa de liderazgo, que este asesinato no sea condenado a los anaqueles de la impunidad.

Darío Acevedo Carmona,  11 de agosto de 2025

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