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  • Capitalismo, con enemigos sin opción

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    A la luz de la presencia de vida humana en el planeta tierra, 250 años no es mucho tiempo. Es el lapso que ha transcurrido desde mediados del siglo XVIII hasta hoy y durante este periodo que hoy vivimos, sufrimos y gozamos, la diferencia en experiencias, vivencias, novedades y acontecimientos con respecto a los milenios que lo antecedieron, sin menospreciar los inventos de la rueda, la escritura, la organización social, etc., es enorme y colosal.

    Para esta época hay un solo nombre que puede cubrir con su manto y significado a esa criatura que, es aún joven y que nos sigue sorprendiendo a pesar de quienes la han dado por muerta desde que surgió arrasando formas de existencia que se habían tornado insuficientes para satisfacer las crecientes necesidades de pueblos que querían cambiar el mundo, progresar y salir del estancamiento.

    Se trata, por supuesto, del capitalismo, el epifenómeno que se ha expandido por todo el planeta y que ha moldeado la llamada sociedad o época de la modernidad. El que ha sido estudiado por tirios y troyanos para alabarlo o defenestrarlo, para estigmatizarlo o reconocerlo, acusarlo de todos los males o defenderlo como el motor del progreso humano.

    Cómo no pensarlo en su estrecha e íntima relación con el surgimiento de nuevas formas de pensar los problemas de la vida y de la existencia humana como la filosofía de la ilustración, el liberalismo, el individualismo, el utilitarismo y la consecuente aparición de ideas y proyectos políticos de sociedad, de modelos políticos de poder, del constitucionalismo en el marco de experiencias, unas en medio de hechos revolucionarios, otras de circunstancias de arreglos y mediaciones, en todo caso asombrosas por su vitalidad y su carácter ecuménico. Con epicentros que hoy en día siguen siendo referentes: las grandes revoluciones de Francia e Inglaterra y de independencia americana, y hasta inspiradora, por la inevitable secuela de problemas, de teorías y proyectos para abatirlo y reemplazarlo con modelos utópicos de perfección.

    Este epifenómeno que ha resistido graves crisis, pues no pretende ser inmune a la imperfección, que ha salido avante a recesiones, no ha abandonado la característica esencial que le señalaran los padres del socialismo, Marx y Engels en el Manifiesto Comunista, a saber, el de estar revolucionando constantemente las fuerzas productivas y las técnicas de producción.

    No tiene una fecha precisa de surgimiento, no tiene un creador, no está patentado, se expande y llega a donde se le facilite su instalación, carece de sentimientos, no es un partido ni una secta ni una religión. Es, llanamente, un fenómeno fruto de los intercambios y de la actividad económica. Un fenómeno en cuyo espectro se destacan el impulso a la ciencia e hitos como la creación de la energía a vapor, eléctrica y atómica, los motores, las industrias, la navegación y sus aparatos barcos, trenes, autos, aviones, el cine, la televisión, la radio.

    En su desarrollo se explica y tiene lugar el surgimiento de las grandes concentraciones humanas, las ciudades y todo lo que en ellas requieren sus habitantes: los bienes para sobrevivir material y culturalmente. Por supuesto, las complejidades, los desarrollos desiguales, la precariedad humana, y tantas otras cosas siguen, como en tiempos inmemoriales, alimentando guerras y revoluciones, violencias e injusticias, aunque no fueron creadas por el capitalismo.

    La migración del hombre es asunto de siempre, desde cuando salió de África hacia otros espacios. El capitalismo ha moldeado instituciones y valores como el de la propiedad privada como condición indispensable para su desarrollo, las reglas de juego económico estables y seguras, la amplia circulación del pensamiento, la ciencia y la educación, no la bien con obstáculos y medidas que atenúen su eficacia, pero sobrevive a pesar de los ensayos.

    Hoy por hoy, nos dicen los conocedores y estudiosos del epifenómeno, asistimos a una tercera fase (no sabemos cuántas más vendrán) de su existencia, la denominada era de lo digital, la nanotecnología, la computarización, y demás creaciones que confluyen hacia lo que muchos se animan en llamar la Inteligencia Artificial, cuyos primeros experimentos se imponen a una velocidad que supera todos los límites de la imaginación y que retará a la humanidad, a todos los países y gobiernos a la reducción de la jornada de trabajo, a la ingeniería genética, a la producción alimentaria proteínica industrial, y al riesgo de probables accidentes derivados de la gran capacidad de autonomía de máquinas que reúnen en sus entresijos más conocimiento que cualquier científico o entidad del saber.

    De modo que, insistir en el discurso anticapitalista y en consecuencia en contra de la acumulación de riqueza por países, empresas e individuos no deja de ser una actitud reaccionaria y una estupidez de quienes creen que el capitalismo llegó a su nivel más alto de incapacidad de resolución de los problemas humanos sobre el supuesto de que el capitalismo tiene una misión asimilable a la que tienen los partidos, las iglesias y unos despistados que no han podido encontrar ni diseñar un sistema alternativo. Que lo digan los rusos y los chinos.

    Darío Acevedo Carmona, 27 de noviembre de 2023

  • ¿Nace una nueva internacional roja de capa gris?

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    Ucrania, Hamas, Irán, Israel, USA¿Qué es lo que está uniendo a las izquierdas en el mundo? ¿Estaremos en presencia de la refundación de una internacional, no comunista porque hoy es motivo de desprestigio, pero sí roja en todo caso? En las asambleas generales de las Naciones Unidas, desde hace años los pocos estados y gobiernos que se definen como marxistas logran reunir en su favor a otros en sus propuestas de apoyo a la Cuba comunista y en contra del llamado “bloqueo imperialista”, al que culpan de la miseria reinante en la isla al cabo de seis décadas de socialismo.

    Después de la caída del Muro de Berlín (1989) y la implosión de la URSS (1991) las tendencias comunistas entraron en franca disolución. Pero no faltaron dirigentes y movimientos procomunistas que se negaron a aceptar tal derrumbe. En América Latina, Fidel Castro, uno de los más perjudicados, se unió a Lula da Silva para crear el Foro de Sao Paulo, una especie de tabla salvavidas que debía mostrar una nueva cara a los pueblos de la región. Sin renunciar a la doctrina, optaron por acercarse a movimientos e idearios con los que eran adversos años atrás, por ejemplo, con la llamada ola LGTB, con ecologistas, globalistas, socialdemócratas y en general con tendencias que se hacen llamar progresistas.

    El Foro de Sao Paulo ha sido exitoso en cuanto bajo sus banderas antineoliberales, reformistas, estatizantes han llegado al poder en varios países, iniciando con Chávez en Venezuela y Lula en Brasil.

    En un plano más amplio, la nueva izquierda que, solapadamente sigue siendo comunista, se alía o se acerca a gobiernos dictatoriales como el de China, Corea del Norte, también a otros que no son rojos, pero sí claros enemigos de Occidente y en especial de los Estados Unidos como Irán y Rusia, bajo cuya sombra obtienen armas a la vez que les abren sus economías y firman acuerdos de cooperación militar.

    En la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania no han dudado en apoyar o cuando mucho, pasar de agache ante la invasión rusa y sus graves crímenes de guerra. De nuevo, el criterio que los mueve es el odio a USA y a la OTAN.

    La reciente operación terrorista del grupo fundamentalista islámico Hamás que gobernaba la franja de Gaza, es un evento en el que esta nueva internacional roja y progre ha dejado en claro su doble racero moral sobre el carácter universal de los derechos humanos.

    Pocos países han condenado el artero ataque contra Israel. Como lo recuerda la analista  Marina Rosenberg al preguntar “¿A dónde se encamina la brújula moral de los líderes en Latinoamérica tras la barbarie de Hamas?” En su interesante escrito, ella ilustra y exalta la posición de unos pocos países que se pronunciaron condenando el brutal ataque de Hamas. Pero, también señala que se escuchan “… ¡voces (que) matizan, relativizan o justifican la matanza del 7 de octubre. ¡Y hasta la han apoyado!” y se lamenta por las de Brasil Nicaragua, Cuba, Venezuela y Colombia que han condenado el derecho de Israel a defenderse.

    En la pantalla mundial se va aclarando lo que antes era impensable, como que comunistas tipo Melenchon en Francia y los dictadores Maduro y Ortega, se unan a gobiernos ultra religiosos y violadores de principios vigentes como las libertades individuales, el rechazo a la discriminación por razón de género, raza o religión, como los de Irán, el emirato de Qatar y la dictadura de Siria que tienen por meta la destrucción del estado de Israel. Están con el eje del mal: Rusia, Irán, China, Corea del Norte

    Se ha conocido una carta cercana a un millar de académicos e intelectuales advirtiendo del supuesto peligro que para la democracia y las libertades representaría el triunfo de Javier Milei en las presidenciales de Argentina. Hay que reconocer que las firmas hacia estas causas han crecido, el rojo atrae como el imán a quienes creen que el saber está del lado de ese color. Sostienen, entre otras razones que: ““Ante la posibilidad real del fin de la democracia, de los derechos humanos y de la educación como recurso y horizonte, ya no caben la neutralidad o el voto en blanco que terminará favoreciendo al candidato de ultraderecha”, que comparada con la realidad es un total absurdo, va contra toda evidencia en cuanto quien ha defraudado a ese país, el que ha llevado a una hiperinflación del 140%, el que ha causado empobrecimiento de más del 40%, el que ha agigantado el estado a base de subsidios y corrompido el estado hasta los tuétanos, es el populismo kirchnerista. Estos académicos que no han dicho una palabra ni expresado una crítica contra los dictadores de Nicaragua, Cuba y Venezuela, ¿dónde tienen el norte moral?

    En síntesis, esta nueva internacional nos muestra la antes impensable unión de países de cultura Occidental con gobiernos musulmanes en sus expresiones más ortodoxas, así, mismo, esa rara alianza tiene en común que se teje en el odio visceral a los Estados Unidos, en el rechazo a la economía de libre mercado, en sus tendencias dictatoriales, en el antisemitismo y odio a Israel, en la destrucción de nuestra historia y en la pretensión de crear un mundo de fantasía.  

    Ver artículo completo de M. Rosenberg: https://www.infobae.com/america/opinion/2023/11/12/a-donde-se-encamina-la-brujula-moral-de-los-lideres-en-latinoamerica-tras-la-barbarie-de-hamas/

    Darío Acevedo Carmona, 19 de noviembre de 2023

  • Niños y civiles escudos de grupos ilegales

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    Desde la década anterior la sociedad colombiana ha visto escenas en las que grupos de pobladores, indígenas, campesinos y otros, rodean, acorralan, insultan, humillan, amenazan, hieren y hasta asesinan a soldados y policías que entran a territorios en cumplimiento de misiones oficiales.

    No existe disposición legal que les impida hacer sus operativos, es todo lo contrario, las unidades tienen un mandato legal, es parte de sus funciones y no hacerlo puede derivar en sanciones. No hay territorio ni población ni puede haberla, vedada a operativos oficiales de los agentes del estado.

    Pero, los cercamientos a los agentes oficiales se han convertido en algo común, incluso, ha habido casos en los que son robados en sus pertenencias, sus armas y amenazados con garrotes y armas cortopunzantes.

    Tarde, pero, al fin de cuentas, más vale, existe la suficiente evidencia de la manipulación que grupos armados ilegales como guerrillas o bandas criminales ejercen sobre los pobladores para que hagan este tipo de asonadas so pena de ser castigados.

    Esta percepción del problema explicaría su repetición en zonas altamente conflictivas o allí donde se  llevan a cabo cultivos ilícitos y dichos grupos tienen intereses directos para su financiación y demás actividades de confrontación con la Fuerza Pública. Y es grave porque de tiempo atrás dichas guerrillas y grupos o bandas han buscado ser reconocidos como contrapartes del estado en el marco de un conflicto armado.

    En medios académicos, políticos y en programas de opinión se alega a fondo para caracterizar la situación de violencia en el país como un conflicto armado. El estado, con fines de legitimar negociaciones con guerrillas ha aceptado tal calificación. Sin embargo, sectores afines o simpatizantes de esas guerrillas, históricamente, no han cesado de mostrar que dichas agrupaciones son encarnación de los intereses de la población y que son víctimas del estado, actitud que contradice, de hecho, la noción de conflicto armado que en términos del DIH, es definido como la confrontación entre dos partes armadas, con mando y cierto control de la población y sobre el territorio.

    De acuerdo con las estipulaciones del DIH, una prohibición cuya violación conduce a un crimen de guerra es que se recluten menores de edad, y peor, que esos menores sean uniformados, reciban instrucción militar y sean puesto en primera línea en una confrontación con el enemigo. Sobre el tema abundan las evidencias de que tal proceder es un hábito de las guerrillas colombianas. Como lo viene siendo, también, la instrumentalización de población civil para rodear, inutilizar, vejar, secuestrar y expulsar a unidades de la Fuerza Pública.

    Como quiera que esos hechos nada tienen que ver con la protesta social o con la lucha por reivindicaciones puntuales, sino con el hecho militar en sí, es decir, con la expulsión de soldados y policías de sus zonas y que ello favorece a esos grupos armados para obtener ventajas en sus acciones ilegales, es claro que al igual que ocurre con los menores instrumentalizados, que son convertidos en objetivo militar, ahí la responsabilidad o culpa no es del estado sino de esas agrupaciones armadas ilegales, pues son ellas las que forzan a menores y a civiles adultos a proceder agresivamente contra los agentes del estado y convertirlos en escudos para no ser atacados, ganar posiciones, asegurar ocupación y control de áreas e infraestructura, que, en casos de conflicto armado, pueden dar lugar a pensar que esas acciones manipuladas por las guerrillas sean vistas como actos de guerra.

    Un soldado o policía, en zona de combates, donde se supone está presente el enemigo armado, puede verse obligado a defender su integridad y su arma, de la que depende su vida, como una amenaza o un ataque fraguado por las guerrillas.

    Por fortuna, los agentes oficiales han aguantado con gran estoicismo hechos tan graves en vez de hacer uso de sus armas, lo cual habla muy bien del espíritu humanitario en el que se han formado. Pero, es muy alto el riesgo de que en alguna de esas situaciones se desencadene una tragedia, en cuyo caso, los colombianos no nos podemos equivocar en señalar a los culpables de lo que suceda que, no son otros que las guerrillas ya acostumbradas a escudar su accionar o su presencia entre los pobladores infiltrándose o disfrazando de indígenas y campesinos a guerrilleros.

    Que quede claro pues, que es por disposiciones del derecho internacional humanitario que, reclutar, alistar y llevar a combates a menores de edad u obligar a civiles a que lo hagan, bajo amenazas, constituye un crimen de guerra de las guerrillas que ponen en peligro la vida e integridad de esos menores y civiles al conducirlas a encarar y agredir a miembros de la Fuerza Pública.

    Ojalá tomen nota de estos delitos las oficinas de la ONU, la OEA, las misiones de Derechos Humanos y ONGs y exijan a quienes así están procediendo cesar en tales conductas criminales.

    Darío Acevedo Carmona, 12 de noviembre de 2023

  • Resultados electorales, euforia y perspectivas

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    Las circunstancias del momento que vive el país hicieron de las elecciones del pasado 29 de octubre una especie de prueba de fuego sobre la gestión del presidente Petro. En efecto hubo señales en tal sentido, conviene ser muy puntuales en reconocer los eventos en los que las disímiles y numerosas fuerzas opositoras lograron victorias contundentes e impactantes.

    Sin duda, la derrota en Bogotá de Gustavo Bolívar principal aliado del presidente tiene un significado muy especial dados los esfuerzos y abiertos apoyos del gobierno en pro de su candidatura. Todo un fiasco perder a Bogotá, la ciudad capital en la que las izquierdas siempre han sido decisivas y en varias ocasiones triunfantes. Las consecuencias se han empezado a ver desde ya, fuego amigo, divisiones, inculpaciones y, pérdida de influencia y poder sobre la alcaldía.

    Casi en el mismo nivel de frustración para el petrismo son los resultados negativos en Medellín y Cali, más aplastantes en la capital antioqueña, pero en ambas con el inequívoco mensaje de descontento popular con la gestión de dos alcaldes que naufragan en corrupción, arbitrariedades e ineptitud.

    Sumemos el triunfo de Char en Barranquilla y de candidatos adversos al petrismo en Bucaramanga, Cartagena, Manizales y otras capitales, y, las victorias en departamentos como Antioquia, Cundinamarca, Valle, Atlántico, Santander, Meta, entre otros.

    Existe una gran dificultad para establecer las cifras exactas obtenidas por cada partido o movimiento de presencia nacional por al menos dos razones, la primera tiene que ver con el carácter regional y local del evento electoral en el que grupos muy diversos de rango circunscrito a un municipio o una región o departamento no articulados con fuerzas nacionales, participan en la disputa. La segunda, con las numerosas y multiformes alianzas en torno a candidatos de unidad no siempre identificados por su apoyo o cercanía con el gobierno. Distinguir cuántos votos aportó cada grupo o partido es imposible.

    Sin embargo, lo que si se pudo definir con cierto grado de error es que en varios departamentos y ciudades capitales triunfaron tendencias claramente opositoras y solo unas pocas fueron favorables al petrismo.

    No debe sorprendernos que Petro, acorde con su manía distorsionadora, haya salido a invertir los resultados reclamando un triunfo en una contienda en la que salió ampliamente derrotado.

    Ahora bien, en cuanto a las conclusiones y perspectivas que podemos desprender del pasado certamen electoral, una excesiva actitud triunfalista no es recomendable, no solo por la naturaleza y el alcance político definido institucionalmente, sino porque la contundencia debe mirarse en concreto en localidades como las señaladas en principio, pero, también, porque a pesar de haberse puesto a prueba la favorabilidad del presidente, no se trató de un referendo o plebiscito que condujera a la renuncia del primer mandatario.

    Por tanto, las fuerzas opositoras, no todas ellas en el mismo nivel de definición y compromiso e incluso con grandes diferencias entre algunas de ellas, están retadas a pensar y evaluar una estrategia común con miras a las elecciones para Congreso y Presidencia en 2026. No debe haber disculpas sobre la distancia por recorrer ya que los asuntos a acordar no son de menor monta.

    El plan  estratégico debe conllevar a la conformación de un amplio frente unitario, es decir, a reunir, bajo la sombrilla de la unidad y la organización, sin la cual estaríamos perdidos, a tan numerosas agrupaciones. Basta solo con reconocer su atomización reinante en el campo democrático-institucional. Habrá que definir también los temas centrales del programa, el plan de acción inmediato, el papel de la calle, de la movilización de sectores, jornadas nacionales, campañas mediáticas, la estructuración de un frente legislativo de rechazo a los funestos proyectos del gobierno.

    Porque si hay algo claro en el horizonte es que Petro y su Pacto Histórico obtendrán más poder con los próximos nombramientos de fiscal y procurador, que continuará llamando a alianzas sin eco, que insistirán hasta el final en los proyectos que han causado tanta alarma económica y social y que Petro estará cada vez más blindado ante la amenaza de un juicio político

    Es decir, esta no es una pelea de toche con guayaba madura, ni para él ni para la oposición. Por ello, las fuerzas opositoras afectadas por su gran dispersión política y orgánica tienen que despertar y encarar el desafío, y por eso se justifica preguntarnos ¿quién o quiénes van a liderar la inmensa responsabilidad de iniciar el tejido de esa alianza. Podría darse desde una reunión exploratoria entre los jefes tradicionales de los movimientos y partidos que tienen mayor claridad respecto del peligro de una extensión del proyecto petrista más allá de 2026.

    O que los expresidentes Uribe, Pastrana, Gaviria, con jefes políticos como Gómez, Vargas Lleras, verdes, etc., se reúnan para dar unas primeras puntadas. Todo ello pasa por acotar el campo de competidores para evitar la repetición de lo sucedido en 2022, convocar organizaciones y gremios de la sociedad civil, empresarios, retirados de la fuerza pública, cleros, artistas, etc.

    Darío Acevedo Carmona, 4 de noviembre de 2023